Reinaldo Jiménez Morales


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Más vale títere en mano

(Diez guiñolitos de color para niños nubícolas)

Reinaldo Jiménez y Juan Ramón Barat

Ilustraciones: Pedro Sanchez de la Fuente (Tizne)

 

"Magia, colores, vida de cartón y madera, marionetas en el camerino, personajes en el escenario, Polichinelas, Pierrots, Arlequines, Brujas, Dragones, Héroes. Hilos que se rompen, movimientos autónomos. ¡No los mueven, se mueven! Risa y goce de pequeños, gritos apasionados. El Teatro de títeres y marionetas nunca morirá, no puede morir mientras haya infancia e ilusión. Se ha criticado al Teatro de Títeres y Marionetas, se ha vaticinado su muerte cientos de veces, pero siempre sobrevive a épocas y a movimientos literarios. Los títeres son como la vida, se acabarán como la vida. Títeres y marionetas al pueblo, a la ciudad; títeres y marionetas en los puentes y calles y en las plazas y caminos, en las ferias. en los colegios, en los Teatros. Títeres, títeres, títeres."

Luis García Fernández, 14 años

(A propósito de un Festival de Títeres en Alcoy)

 

“A la hora de prologar este libro me viene, antes de nada - y, como en otros casos - el inicial y consabido agradecimiento hacia los autores por su gentil deferencia. Que se acuerden de uno para tan grato motivo es, además de una estupenda noticia en el ámbito personal, un excelente detalle que se expande más allá del mero acto testimonial. Pero, sinceramente y en el caso que nos ocupa, el formulismo pasa a mero rango de anécdota porque lo que yo acabo de leer es, nada más y nada menos, una auténtica invitación al juego y a la recreación, a la práctica dramática como puerta que da acceso a otros mundos, a otras vidas, a la extrapolación y a la desmitificación, al sueño, al corazón mismo de la Fantasía.

Las piezas de Reinaldo Jiménez y de Juan Ramón Barat se nos presentan, frescas y abiertas, enmarcadas dentro de un teatrino de marionetas que quiere convocar, a través de la palabra, a la magia de la fiesta teatral. Y ambos lo hacen con instrumentos igualmente compartidos: guiños constantes a los espectadores - o a los lectores, porque también ellos pueden ser los afortunados destinatarios -, juegos de lenguaje (que incluyen, por ejemplo, las adivinanzas, siempre tan antiguas, siempre tan nuevas, siempre tan cercanas, siempre tan auténticas), preciso juego dramático, humor en grandes dosis y temáticas renovadas, que nada tienen que ver con moralinas ni con los didactismos de antaño - indicando claramente que los dos conocen la esencia de su trabajo, lo más importante, lo que les ha hecho escribir estas preciosas obras: el mundo de la infancia, con todas sus manifestaciones e inquietudes actuales, diferentes obviamente a las personas que fueron hacen unos años los más pequeños. Así, hay obras que tocan el tema ecológico y medioambiental ("La dama del Paraíso", o "Chulipáchuli"), la defensa de los animales ("Pim, Pam, Pum"), la desmitificación de los estereotipos y la superación de las dificultades mediante el ingenio, el conocimiento o el aumento de la autoestima ("Guisantillos y la Estrella de los Deseos", "Una noche de Terror", "Historia al revés", "La Bella no Durmiente") y también textos que plantean claramente una opción por los valores que más pueden hacer por esta infancia que crece firme y decidida hacia el futuro: compartir con justicia y equidad ("La manzana"), desarrollar la solidaridad ("El Mago Merlucín") o el acercamiento al diferente, a esa persona que no entra dentro del canon que la publicidad santifica, que eleva al rango de óptimo ("La princesa fea") .

Ya lo dije antes. El medio elegido es el Teatro de Títeres y Marionetas. Desde aquí un aplauso solitario, - el mío-, jalea ruidosamente la opción en espera de que se unan otros muchos. Es bueno revitalizar una fórmula dramática que, como otras manifestaciones, se resiste a sucumbir ante fórmulas más novedosas e imperantes y que tienen a las pantallas -cualquier pantalla- como hipnótico aliado. Somos conscientes de tan desigual batalla. Pero nadie duda del poder que siempre ha tenido -y aún tiene - un títere cuando, susurrante, nos llama desde el escenario multicolor del teatrino; nadie oculta como se encienden colectivamente los ojos y los corazones cuando nos piden complicidad; a nadie escapa la ternura de la marioneta que despide con su mano de trapo o de goma-espuma la función que el viento trajo, especialmente, para todos nosotros.

Pero que nadie dude. También hay un reto para aquellos que quieran dar otros pasos. Y es que en teatro, como en el amor, todo vale. Las obras de Reinaldo y de Juan Ramón pueden cobrar vida también desde otras perspectivas -¿por qué no?- . Así, sabrían vestirse de sombras corporales tras una pantalla o llenarse de magia fluorescente, arropada por la Luz Negra. Y, cómo no, se podrían representar al modo del Teatro tradicional, con actores y actrices que presten sus formas y sus expresiones. Y siempre sería igual porque aquí lo verdaderamente importante son los textos, llenos de vida, tocados por la gracia y el humor que Reinaldo Jiménez y Juan Ramón Barat han tenido el acierto de escribir. Como el tiempo apremia para lo verdaderamente importante, la lectura de este libro, hago, si me lo permiten, una última llamada:

* A los niños y niñas que montarán, leerán o verán representadas estas obras, para que, sabiéndose merecedores siempre de piezas como estas, pidan muchas más.

* A las maestras y maestros, para que se animen a trabajar junto a sus alumnas y alumnos y descubran al mismo tiempo (encantadora y eterna Alicia) lo que hay detrás del espejo, así, siempre juntos, paso a paso.

* A los padres y madres, para que también representen, jueguen, disfruten, aunque sólo sea llevándoles a la representación.

* A las instituciones encargadas de velar por la comunidad, para que no olviden que el teatro educa y hace crecer.

* Y a Reinaldo y a Juan Ramón, para que no dejen de escribir, porque necesitamos sus textos, necesitamos sus libros, necesitamos palabras como las suyas que nos hagan ser, día a día, más auténticos, felices .y hermosa y maravillosamente libres.”

José Cañas Torregrosa

 

Índice del libro

JUAN RAMÓN BARAT

  • Guisantillo y la Estrella de los Deseos.
  • Historia al revés.
  • La princesa fea.
  • Chulipáchuli.
  • Pim pam pum.

REINALDO JIMÉNEZ

  • Una noche de terror.
  • La bella no durmiente.
  • La manzana.
  • El mago merlucín.
  • Las damas del Paraíso.

FRAGMENTO DE UNA NOCHE DE TERROR

ESCENA 4(Clarita, Cenizo, Calcio.)


Por el otro extremo del escenario aparece el esqueleto Calcio.


 
CALCIO: Por mis huesos que he oído la voz de dos niños hace un instante.

CLARITA: (Adelantándose hacia el centro del escenario.) Buenas tardes señor esqueleto.

CALCIO: Llámame Calcio, por favor.

CLARITA y CENIZO: Buenas tardes, señor Calcio.

CALCIO: Pero bueno, ¿es que vosotros no os asustáis de un esqueleto?

CLARITA: No se ofenda, señor Calcio, pero a mí es que no me da miedo casi nada.

CENIZO: A mí sí; así que si tiene pensado asustarme no se moleste usted que supongo que tendrá muchas cosas que hacer. Se lo agradezco lo mismo que si me asustara.

CALCIO: Mejor que asustaros, tengo pensado proponeros la adivinanza más difícil que se haya oído en este castillo. Jamás podréis superarla. Esta es una prueba de ingenio para genios. Como yo, dicho sea de paso.

CLARITA: ¡Anda ya, cabezahueca! Para genios, mi Cenicito querido.

CENIZO: Clarita, no te pongas cursi ahora que mira que este tipo no tiene ni un hueso de tonto.

CALCIO: Y dices bien, pequeño, se nota que piensas. Seguro que tomas mucha leche. La leche es fundamental para tener un buen esqueleto. Como el mío, dicho sea de paso.

CENIZO: Muchas gracias, señor Calcio.

CLARITA: Cenizo, no seas cumplido con este tipo, ¿no ves que nos quiere encerrar parasiempre en el castillo de la oscuridad?

CALCIO: ¡Silencio! Vamos a lo que vamos; deberéis responder a lo siguiente: ¿De qué se puede llenar un saco para que pese menos de lo que pesaba antes de llenarlo?

CENIZO: Este acertijo se las trae. ¡Qué mala leche debió de tomar este Calcio!

CLARITA: Mi querido y esmirriado esqueleto Calcio, vaya preparándose para desaparecer.

CALCIO: ¿Cómo dices, esmirriado? ¿Desaparecer?

CENIZO: (Con entusiasmo.) ¡Esta es mi Clarita!

CLARITA: Sí, sí, desaparecer. Esta es la cosa más tonta que me han preguntado jamás.

CALCIO: ¿Jamás?

CENIZO: Si mi Clarita ha dicho que jamás, es jamás.

CLARITA: Para que un saco pese menos, sólo es posible llenarlo de agujeros.

CALCIO: ¡Qué puñetera! Pero no vale si no razonas la respuesta.

CLARITA: Otro pesado... (Repite con tono irónico.) Si no razonas la respuesta, si no razonas la respuesta. Que lo hagan los niños y niñasdel público para que no se aburran.

CLARITA: (Se dirige al público y pregunta.) ¿Sabéis por qué pesa menos un saco lleno de agujeros?

Espera contestación del público y modera las posibles respuestas de los niños y niñas. Si saben contestar a la pregunta,el esqueleto pondrá una araña verde pegada con belcro en la ventana del castillo, de lo contrario la pondrá roja y les advertirá que corren el riesgo de convertirse en espárragos de Logroño. Si no saben la respuesta, Clarita contestará.


CLARITA: Por supuesto que sí. Pesa menos porque tiene menos tela y los agujeros no pesan nada.


En ese momento el esqueleto Calcio desaparece.


CENIZO: ¿Cuántas adivinanzas más tendremos que resolver, Clarita? (Con añoranza.)

Yo tengo muchas ganas de ver a mamá.

CLARITA: No lo sé Cenizo, pero esto parece que no tiene fin.


En ese momento se oye un rugido que resuena como un terremoto. Los niños se esconden en el extremo del escenario.